Charris
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Steampunk Dickens

2014

Galería My Name's Lolita Art, Madrid.

Tarjeta

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Separar las imágenes que han sido creadas como ilustraciones de un texto de las páginas del libro tiene sus riesgos. Pero sólo si aquellas hubieran sido concebidas como storyboard de la historia, como lazarillo de lectores poco imaginativos. No es el caso de estas pequeñas historias de Grandes esperanzas, que me permitieron juguetear con mi mundo en torno a la narración de Dickens. Lo mismo pasa con contar historias de épocas pasadas. El único pasado que me interesa es el que está vivo. No tengo intereses académicos ni nostálgicos en torno a él. Pero el pasado pervive en el hoy a través de las arquitecturas, las películas, los objetos, cuadros, muebles, la gráfica, y hasta, en muchos momentos, en la moda. De pronto llegan unos tipos jóvenes que descubren en los cofres de sus abuelas, en las almonedas o en ebay, trajes y objetos decimonónicos y lo combinan de una forma irreverente y desenfadada inventándose una cosa que llaman steampunk. No estoy seguro que eso sea una forma de mirar atrás, sino de mirar a otro lado, retomar formas y objetos como si hubieran caído en una nave espacial de otro mundo, jugar con ellas, usarlas, añadirle el polvo de nuestros días y quitarle el espantoso olor del armario, aunque le caiga alguna mancha de gintonic en una fiesta. Y esos trajes se dejan, como algunas historias, como esta historia de descubrimiento y expectativas de Dickens. Otras no, otras se merecen el olvido, porque nacieron muertas o porque sólo las animaba un leve halito de presente, de aquel presente que ahora ya es nada, polvo en el polvo. Lo que está vivo es el presente, los templo egipcios, los shakespeares, las locuras del Bosco y tantos otros.

Veréis aquí levitas y chisteras, edificios victorianos y objetos en desuso, pero tomados bastante a lo steampunk, sin complejos ni rigores, juguetes con los que montar un nuevo castillo de naipes.

Hay un concurso en cada número del New Yorker que consiste en añadirle texto a una viñeta, a una imagen más o menos sugerente. El ganador sale al mes siguiente en la revista. Aquí están estas imágenes, ahora sin texto ni apoyo, despojadas de intenciones y misiones, listas para que les pongas tú la historia, puro presente.

Ángel Mateo Charris

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