Charris, en plena forma
05.03.2024
Crítica de Juan Bufill en La Vanguardia 4.03.2024
En La Vanguardia
La Vanguardia 4.03.2024
Masculino, 2023. Óleo sobre lienzo, 200 x 200 cm
Ruinas en Monte Rutina, 1994. Óleo sobre lienzo. 114 x 146 cm
Descubrí la obra de Charris gracias a una reproducción de un cuadro suyo en la revista Lápiz, a mediados de los años noventa. Era una época en que los quioscos de una ciudad como Barcelona estaban llenos de revistas de artes plásticas, música, cine y literatura, publicadas en diversos idiomas. Claro que no había entonces tanta tecnología escapista, de realidad virtual o sucedánea, y la gente, en general, obtenía sus dosis de placer o de felicidad mediante métodos naturales. Una naturaleza que incluía eso que se suele llamar la cultura: las artes, la imaginación.
Pues bien: me llamó la atención un óleo de Ángel Mateo Charris titulado Ruinas en monte Rutina (1994). Me di cuenta, entonces, de que había nacido un nuevo modo de entender la pintura figurativa, un modo que no era ya realista, ni expresionista, ni surrealista ni siquiera metafísico. Consideré que era metarrealista. Las escenas pintadas por Charris iban más allá de los debates ya superados de aquellas vanguardias históricas frecuentemente empeñadas en defender su propio ismo a base de atacar a los otros, como ahora hacen quienes pretenden aumentar su autoestima tribal, nacional o sexual a base de despreciar cualquier identidad distinta de la propia. Ya el mero título Ruinas en monte Rutina introducía un elemento de ficción que llevaba el sentido de aquella imagen más allá de la apariencia realista y de la representación mimética. El prefijo meta significa más allá. Una metáfora se sitúa más allá del lugar inicial, común, anterior.
Con el tiempo, Charris ha evolucionado y ha sabido desarrollar una obra coherente y personal, como también lo han hecho otros pintores metarrealistas, como Pat Andrea, Gino Rubert o Marcos Palazzi. La exposición que Charris presenta en la sala Parés con el título Futurama Exprés (hasta el 30 de marzo) es una selección de 34 pinturas realizada a partir de la gran muestra que tuvo lugar en la sala Verónicas, de Murcia, en otoño del 2023, y de otra simultánea, Futurama Lama Ding Dong, que presentó la galería La Aurora. Es una exposición muy sugestiva. Y divertida, a pesar de que significa una seria reflexión sobre la época actual, en relación con las culturas del pasado y las promesas y amenazas del futuro o no futuro humano en nuestro planeta. Quizá no gustará a los partidarios de ese arte estéticamente puritano que tanto abunda, un arte de tonos engolados o incoloros, anticuados. Pero la de Charris es una de esas exposiciones que, dentro de unos meses, podremos considerar entre las mejores del año. Incluye óleos excelentes en gran formato (cuatro metros cuadrados) como Universos paralelos, en torno a la desigualdad, o Masculino, una escena de épica irrisoria, con presuntos héroes viriles. Destaca también una gran instalación pictórica construida en forma de torre. Abundan las referencias culturales llenas de sentido (La sombra de Duchamp es alargada). Y quien haya leído tebeos en su infancia podrá reconocer elementos que evocan, por ejemplo, el paraíso dolarizado del Tío Gilito, Patoburgo. Atención, también, al puesto de venta absurdo de La La estrategia del capitalismo y al incendio de El confort.