Ángel Mateo Charris
1962/1979
Ángel Mateo Charris nace el 10 de mayo de 1962 en Cartagena (España), siendo el último de los cuatro hijos (Gregorio, Juan Manuel, Paula y Ángel) de Manuel (guardamuelles en el puerto) y de María. Cursa estudios de primaria y secundaria en escuelas públicas de la ciudad y empieza a interesarse por la pintura, la literatura y la música, a pesar de no haber antecedentes familiares en este sentido.
1980/1985
En 1980 ingresa en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, donde se especializa en Pintura. Durante estos años de formación (con profesores como Sento, Juan Barberá o José María Iturralde) se interesa por diferentes aproximaciones al hecho artístico, desde las más tradicionales (pintura de paisaje o retrato) a otras más novedosas (videoarte, fotografía). Próximo al cómic –Disney o Hergé aparecen entre sus influencias más inmediatas– incorpora inicialmente las maneras plásticas del Pop, aunque desde muy pronto adopta un talante abierto y receptivo ante la diversidad de fuentes y opciones estilísticas que le ofrece la historia del arte. Al finalizar la carrera, comienza a realizar trabajos de diseño gráfico, cuyos métodos compositivos influirán de manera determinante en su obra.
1986/1991
Si bien su primera individual data de 1986, durante la segunda mitad de la década de los 80 expone básicamente en colectivas que se celebran en distintas localidades de la región de Murcia, con la excepción de su primera incursión madrileña, resultado de un Taller de Arte Actual con Andrés Nagel en el Círculo de Bellas Artes. En esos primeros años comienza a ganar concursos de escultura, cómic, pintura o fotografía –en 1989 es premiado en el Certamen Nacional de Jóvenes Fotógrafos que convoca el Instituto de la Juventud.
En 1988, con ocasión de su primera estancia neoyorquina, y en compañía del también pintor Gonzalo Sicre, se adentra en la pintura americana, especialmente en la obra de Edward Hopper y la tradición decimonónica de los representantes de la Hudson River School. Aunque sin renunciar a otros soportes, a comienzos de la década de los 90 se decanta definitivamente por una práctica pictórica plenamente figurativa, en la que el empleo de citas visuales que remiten al cine, la historia del arte o la publicidad, de una lectura y reconocimiento inmediatos, no impide la inclusión de otras referencias cultas que, desde un segundo plano, la enriquecen con una sutil retórica conceptual no exenta de un mordaz sentido del humor.
A partir de 1991 entra a formar parte de la galería My Name’s Lolita Art.
1992/2000
Después de sus primeras individuales importantes –My Name's Lolita Art (Valencia, 1990) y Columela (Madrid, 1991)– viaja nuevamente a Nueva York, a cuyo regreso da comienzo a un prolongado ciclo creador en el que adquiere progresiva importancia el componente literario. De esta manera, a través de los textos que redacta para los catálogos de sus exposiciones y un trabajo ordenado a partir de extensas series pictóricas, construye una suerte de mundos paralelos –Charrilandia, República de Cartagena– que se articulan mediante metáforas de viaje –exposiciones como Mácula Tours (1994) o Xirimiri Express (1997)–, aventura –300 Exploradores (1996); La fiebre del óleo (1996), Cape Cod/Cabo de Palos. Tras las huellas de Hopper, libro editado en 1997 junto a Gonzalo Sicre, resultado de su tercera estancia en Estados Unidos– y un calculado exotismo –desiertos, paisajes helados–, que no dejan de constituir grandes escenarios críticos, en los que ubica una suerte diversa de iconos, a través de los que, de manera indistinta, homenajea o cuestiona los derroteros del arte del siglo XX, o hace explícito su personal punto de vista sobre asuntos de calado político –el poder, la guerra, el colonialismo y la apropiación cultural.
En estos años es incluido en exposiciones colectivas comisariadas por Dis Berlin (El retorno del hijo pródigo) y Juan Manuel Bonet (Muelle de Levante, 1994) junto a un grupo de pintores que aportaban a la escena artística una nueva figuración de corte metafísico.
En 1995 aparece el primer número de La Naval, la pequeña revista, que años después (incorporado ya el arquitecto Martín Lejarraga) se convierte en un proyecto editorial y expositivo que prosigue en la actualidad.
A finales de la década de los 90, y coincidiendo con una gran muestra que le dedica el IVAM valenciano, introduce en sus obras una línea de reflexión más personal, con el tiempo y la soledad del individuo como telón de fondo de sus figuraciones. Paralelamente, emprende una línea de investigación formal a través de cajas, inspiradas en la obra de Joseph Cornell, en las que repite, en tres dimensiones, los temas e iconografías que desarrolla en sus pinturas. La compleja iconografía de sus homenajes y citas incluye a los artistas que han sido particularmente importantes en su formación como Klee, Miró, Hopper, Friedrich, De Chirico, Torres-García, Van Gogh, Sorolla, Beuys, Dalí, Renau, incorporando a cada lienzo fragmentos del artista al que le dedica el homenaje que se yuxtaponen a imágenes tomadas de los medios de comunicación, como paisajes cinematográficos, personajes del cine de animación y del cómic. También se ha mostrado crítico con las teorías artísticas en obras como Rareza del siglo (1994) y desde entonces ha dedicado numerosas obras a varios momentos de la historia del arte del siglo XX: Realismo mágico, Action Painting, Conceptual, Color field, Minimal y En una playa Dada.
2001/2007
En el 2001 es comisionado por el festival La Mar de Músicas para realizar un viaje a Mali, que da como resultado la exposición y el libro Tubabus en Tongorongo. De este y otros viajes (en esta década los viajes se hacen más frecuentes: Birmania, Japón, Kenia, México, Europa) extrae la otra fuente principal con la que construye su poética, que ha sido descrita por la crítica de arte como un “universo inquietante que mezcla el estilo de Miró, Dalí, Chagall o De Chirico”.
A finales de los noventa el pintor había incorporado un nuevo territorio a su iconografía, los paisajes helados del Norte más blanco. Su exploración de la blancura del paisaje prosigue en obras como Antártico y Ártico (1994), en las que juega con la palabra "art" contenida en el título, y En un aria blanca, El hombre relámpago en el mundo de los hielos, La cueva de hielo o en La gran travesía, todas de 1995. Pero es en 2003 cuando dedicaría toda una muestra a la temática de la nieve –Blanco, Casa de Vacas y Diputación de Cádiz– tras un viaje al Círculo Polar.
En 2002 pinta la cúpula del rehabilitado edificio del Antiguo Hospital Militar de Cartagena, sede de la nueva Universidad Politécnica de Cartagena. En 2007, su exposición Welcome To The House Of Painting incluye un particular montaje escenográfico, recurso que se repetirá en años posteriores en otras exposiciones como las de La Conservera o el CAB de Burgos.. Una vez más, el tema de esta exposición es el mundo del arte y el acto creativo. Años después dedicará otra muestra al británico Premio Turner (Who’s Afraid of The Turner Prize?, 2010)
2008/2015
En 2008 aborda el proyecto de ilustrar El corazón de las tinieblas (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) que le permite crear un ciclo de obras que reúnen dos de sus pasiones, Conrad (la literatura) y África (el viaje). En 2013 repetirá, en la misma editorial y con Charles Dickens como protagonista, un proyecto de este tipo sobre Grandes Esperanzas, con el mundo victoriano como fondo.
En 2011, de nuevo junto a Gonzalo Sicre, realiza una gran muestra de homenaje a Leon Spilliaert en La Conservera, un ciclo –Insomnio– sobre la noche y los paisajes norteños de la ciudad belga de Ostende.
En esa exposición participaba en el montaje el arquitecto Martín Lejarraga, con el que realiza una exposición en el CAB de Burgos (Piel de asno, 2013) que recoge sus múltiples colaboraciones a lo largo de los años y que prepararon durante una estancia en Nueva York.
Si en Días en Volcanovia (Sala Carlos III , Pamplona, 2006) había incidido en su temática aventurera, en este década serán Rabinos cannolis y puertos (Palacete del Embarcadero, Santander) y Una de aventuras (Fundación Cajamurcia, 2014) las que tomen el relevo, dando paso depués a todo un ciclo de obras nuevas sobre los Mares del Sur y la subcultura tiki
Nota: Estas breves notas biográficas utilizan parte del material de las fichas del Museo Patio Herreriano y el IVAM sobre al autor.