Charris
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Homo Ludens. El artista frente al juego

2010

Fundación Museo Jorge Oteiza. Alzuza, Navarra.

Este proyecto,  comisariado por Aitziber Urtasun, responsable de Didáctica del Museo Oteiza, y que cuenta con la colaboración de Kutxa, analiza la presencia de la experiencia lúdica como una constante en la mayoría de los movimientos de vanguardia del siglo XX y un componente habitual en el arte de los últimos años. En este contexto, la muestra acoge una selección de obras que se desarrollan en escenarios tan diversos como la poesía, la pintura, la escultura, la música o el teatro, confirmando así que el juego constituye un elemento inherente al mundo del arte. La selección de 75 obras, algunas de ellas inéditas, que presenta  la exposición constituye una muestra de una gran realidad: juego y arte conviven y comparten camino. 

La muestra se articula alrededor de cuatro áreas independientes que poseen, a su vez, nexos comunes de significado.  La primera parte, Poéticas visuales, analiza la presencia del lenguaje en el terreno de lo lúdico. La muestra se abre con el libro de  Stéphane Mallarmé Un coup de dés n’abolirá pas le hassard (1897), punto de partida de la transformación de la página en blanco en la composición del poema, que da inicio a una forma más libre de expresar ideas y sentimientos. Su influencia será decisiva para los artistas de vanguardia como Kurt Schwitters  y de corrientes como el Letrismo, poesía concreta o la poesía visual, que se configuran en los años setenta como un lenguaje más de la plástica contemporánea y que tienen referentes importantes como Felipe Boso, Carlos de la Rica, Eduardo Apraiz, el grupo Texto Poético, Jorge Oteiza, Joan Brossa, Ricardo Ugarte o Julia Otxoa.

La segunda parte de la muestra, Fragmentos de realidad, se construye desde la relación directa, íntima y, en muchas ocasiones, espontánea del artista frente al material. Pequeños retazos de cotidianidad que adquieren formas y realidades inesperadas como en el caso de Ángel Ferrant, Leandre Cristòfol o Lyonel Feininger, Joaquín Torres García, Pablo Picasso, Nicolás Lekuona, o el Equipo Crónica. La experiencia lúdica no sólo permite reinventar los materiales sino crear nuevas historias desde el mundo del circo o el teatro como las que ofrecen las figuras de Ramón Acín, Fortunato Depero, Alexander Calder, Joan Miró, Luigi Veronesi, Isidro Ferrer, Pep Carrió,  Norman Mclaren o Carlos Pomarón.

La referencia más metalúdica de este recorrido hace referencia a la propia creación  de juegos de azar, puzles o rompecabezas, que se incluyen en la tercera parte de la exposición bajo el título Juego(s) y que muestra piezas de Marcel Duchamp, Man Ray, Gerardo Delgado,George Brecht o Josef Hartwig. Piezas en las que se combinan la destreza del jugador y la belleza plástica del propio juego.

Por último, la  parte final de la exposición, Ludosofías críticas, acoge una muestra de obras recientes que configuran su mensaje desde la herramienta del juego. En el escenario de lo contemporáneo, el juego adquiere una nueva dimensión y la diversión, el disfrute o la banalidad dejan paso al análisis y a la crítica. En algunos casos como los Soldats soldes, de Antoní Miralda, o el Lego Concentration Camp, de Zbigniew Libera, los pequeños muñequitos de plástico se transforman en la memoria histórica de los atroces conflictos bélicos. En otros casos, como en la obra de Ángel Mateo Charris, sus coloristas composiciones nos acercan al mundo de la política y el abuso de poder. Crítica que también recoge Joan Fontcuberta en su serie Googglegramas, donde juega con internet para hablar de temas tan actuales como el terrorismo. Pero si un rasgo caracteriza a la sociedad contemporánea es la pérdida de valores e identidades personales. Y es en este terreno donde la utilización del juego adquiere una especial trascendencia, ya que el espectador reflexiona con mayor profundidad ante la obra que le permite interactuar. Juan Luís Moraza, Eugenio Ampudia, Rafael Bianchi y Diego del Pozo son autores que invitan “a jugar”. Trabajos que certifican el nuevo papel del espectador contemporáneo en el arte, que pasa de mero observador a co-jugador de la partida. Ya lo escribió Jorge Oteiza: la vida es igual al juego.

Este proyecto ha contado con generosa la colaboración de artistas  y coleccionistas particulares, que han cedido sus  piezas en préstamo, junto con museos e instituciones como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, Centro Georges Pompidou de París, Museo de Arte Museo Moderno y contemporanos  de Trento  y Rovereteo (MART), Museo Picasso de Barcelona, Colección Kutxa, Colección Musac, Raster Gallery de Varsovia, Colección José María Lafuente, Fundación Joan Brossa, Museo Patio Herreriano de Valladolid,  Museo de Huesca, IVAM de Valencia, Artium de Alava, TOPIC- Centro internacional del Títere de Tolosa; además de las piezas de Jorge Oteiza procedentes de su Museo de Alzuza y de la colaboración  de Les Documentes Cinematographiques de París y del National Film Board de Canadá.

Museo Oteiza

 

Obras: