Charris
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Los viajes del 'nuevo' Charris

27.09.2020

El artista cartagenero se ha encargado de inaugurar la temporada en el Palacio del Almudí de Murcia con 'Oveja negra', una muestra en la que presenta un cambio de etapa para su pintura.

Era noviembre de 2018, hace ya casi dos años. Qué tiempos aquellos en los que la única explicación posible a una pandemia global que nos obligara a llevar mascarillas y a confinarnos durante semanas en nuestras casas era la producción de una serie de ciencia-ficción postapocalíptica para Netflix..., ¿no? La calma que precede a la tempestad, dicen algunos. El caso es que, aquel otoño, Ángel Mateo Charris decidió emprender una pequeña aventura: junto a un buen puñado de artistas y 'empujado' por su buen amigo Gabi Martínez, el pintor cartagenero puso rumbo a Badajoz para después recorrer durante casi una semana el trayecto que separa las comarcas de La Serena y La Siberia extremeña. Y lo hizo sin lápiz, sin libreta y sin cámara; con la firme intención de «dejarse llevar» por la «experiencia». Porque no, su misión allí no era pintar –a esa parte ya llegaremos más adelante–, sino revivir y conocer una tradición ya casi extinta como es la trashumancia.

Y aquello, al reputado creador, le marcó; o, al menos, le reafirmó en un camino que por aquel entonces comenzaba a andar. «Esta gente [la Ganadería Cabello Bravo, responsable junto a Martínez de esta iniciativa] lo que pretende es recuperar técnicas de cría ecológicas; nada de industrialización, de procesos intensivos... Ellos prefieren mantener un espacio más lento de crianza, y ese concepto de calma y de volver a un tiempo más tranquilo, desacelerado, es algo que me interesa mucho últimamente», reconoce el artista. Por eso, y aunque sabía que el proyecto de su amigo –bautizado como 'Caravana Negra' por el rebaño de oveja merina negra al que acompañaron buscando zonas de pasto– le 'obligaría' a plasmar lo vivido sobre un lienzo, Charris (Cartagena, 1962) evitó tomar notas o hacer apuntesde cualquier tipo. «Son el propio camino y la convivencia lo que te va brindando sensaciones. Y no tener que estar parándote a escribir algo, dibujar o hacer fotos hizo que lo viviera de una forma más... emocional, como de una manera más abierta en todos los sentidos. Sin intentar capturar nada o 'cogerlo' todo al mismo tiempo, solo viviendo la experiencia», asegura.

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