Charris
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CHARRIS: «VIAJAR TE ENFRENTA A TUS MIEDOS»

2021

Martínez, Rosa

Página La Verdad 12.06.2021

Página La Verdad 12.06.2021

Página La Verdad 12.06.2021

ROSA MARTÍNEZ en La Verdad

Le gusta a Charris que sea el Arqueológico de Cartagena el que acoja, a partir del miércoles y hasta el próximo 12 de septiembre, su exposición 'Pacíficos'. Treinta y cuatro obras realizadas en papel en las que la vida late a través del color y el viaje. Formas misteriosas, mágicas y reales que atraen, sin remedio alguno, la atención del espectador. También hay cerámica española; pequeñas piezas de coctelería, de «temática tiki» y mediados de siglo pasado, que «cierran un círculo». 

Viajero y pintor, a Ángel Mateo Charris (Cartagena, 1962) le encargaron en 2018 una exposición que debía haber visto la luz en Manila. Heredera de 'Los mares de Tiki', una muestra anterior que Charris presentó en Santander y Barcelona, aquella pintura no llegó a hacer el viaje expositivo previsto y quedó dormida en su estudio. Se convirtió entonces en la matriz de 'Pacíficos': «Si una obra no se ha expuesto, es porque todavía no está acabada», subraya el creador, cuyo trabajo se incluye ahora en 'NOVA', el proyecto comisariado para La Mar de Arte, en Cartagena, por los galeristas murcianos Nacho Ruiz y Carolina Parra. 

Entendida como una exposición rehecha a partir de obra inédita, 'Pacíficos' contiene dos impulsos: el que primero dio forma y color al papel y el que después le ha ido imprimiendo su autor desde una mirada distinta, interesada en explorar nuevos rasgos. «Durante todo el último año he estado interviniéndola. Le he añadido muchas capas con tramas y he intentado insuflarle la vida que quiero hacer ahora», cuenta el artista en referencia al «cambio», explica, que desde 2020 ha dado a «su forma de pintar». «Tiene aspectos menos realistas y fotográficos con respecto a lo que hacía antes», dice: «Ha quedado como una especie de mezcolanza». 

En la trayectoria de todo pintor, «hay momentos –subraya el artista– en los que ya no ves las cosas igual que antes, e intentas cambiarlas»; «aproveché que los cuadros no estaban terminados para acabarlos como me ha ido apeteciendo, de una forma mucho más libre». 

En las pinturas de Charris, quien el pasado septiembre llevó al Palacio Almudí de Murcia su trabajo 'Oveja negra', hay paisajes soñados, playas que invitan al juego y al descanso, horizontes llenos de luz azul o anaranjada, y muchos tikis –esculturas con forma humana características de la cultura polinesia– que antes ha fotografiado. Sus cuadros parecen mundos imaginados, pero son reales, aderezados, eso sí, de mucho color. 

«Los lienzos de Charris nos enseñan que, aunque el mundo sea una inmensa pista de aterrizaje llena de turistas, este asfixiante hecho no implica que viajar se haya convertido necesariamente en una actividad aburrida», escribe Alejandro Hermosilla, doctor en Literatura Comparada por la Universidad de Murcia (UMU), en el catálogo de 'Pacíficos'. «Es obvio que ningún pasajero va a encontrarse tribus desconocidas emergiendo de cráteres de volcanes donde se hallan estatuas de fastuosos ídolos, ni tampoco va a tener que sufrir la presencia de indómitas bestias merodeando sus hoteles y arañando sus ventanas [...] Pero aún pueden ocurrir muchas sorpresas durante las incursiones en territorio extranjero», añade en su texto Hermosilla.

Alaska, Laponia, Japón o el continente africano son lugares por los que ha transitado Charris: «He marcado ya bastantes de las casillas que quería ver», hace recuento el pintor, a pesar de que «el mundo es tan grande –confiesa– que siempre te apetece verlo». «Viajar te saca de tu marco mental y te enfrenta a otras culturas, a tus miedos, al otro o a los otros. Con el viaje el ser humano se completa, vives más intensamente, y el tiempo pasa como más lento; una semana fuera parece un mes... Supongo que es lo que uno busca cuando viaja». 

A las islas del Pacífico ha volado en varias ocasiones, pero también se ha trasladado desde su estudio. «Mientras estoy pintando estoy en ellas». «Hay –dice Charris– muchas formas de viajar y también puedes hacerlo desde el sillón; la cultura, la literatura la música tiene ese componente de viaje mental». ¿Y la pintura? «La pintura sería para mí la guía de viaje, el plano con el que moverte por esos territorios», apunta el artista, sumido ahora, «como dice Fangoria, en un momentismo absoluto» en el que prefiere la quietud al ajetreo de maletas, el hogar al cambio de escenario, por exótico que sea. «La pandemia ha coincidido con una etapa en la que me apetecía estar más recogido, más en casa, en mi estudio, y es un fastidio, porque cuando te obligan a no salir parece que te entran ganas, pero no, yo todavía no tengo». 

Sobre su exposición 'Pacíficos' afirma Charris: «Me gusta mucho que esté en el Museo Arqueológico. Es un museo que me encanta, y mi favorito en la ciudad. Está sobre una necrópolis romana, y muchas de las imágenes que yo pinto están tomadas de maraes, que son lugares funerarios de la cultura polinesia. Tiene esa conexión, y también la tienen los tikis que pinto, porque muchos de ellos son objetos arqueológicos, de museo».

Pero la pintura no es la única que establece un diálogo directo con el espacio expositivo. «Las cerámicas empleadas en coctelería en los bares polinesios, a su vez, se relacionan con las vasijas que hay en el museo, desde Roma hasta el siglo XVIII». «Y después está La Mar». «En mis imágenes –dice Charris– hay mucha música».

 



Fuente:

La Verdad 12.06.2021