Charris
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«No me defino de ninguna forma, soy un pintor y ya está»

2009

Pradas, Miguel

Ángel Mateo Charris propone con Analógico una visita a las trazas extrañas que ocultan los velos de lo cotidiano. Es un imaginario que remite a Hopper, el pintor del silencio, por la punzante urdimbre de lecturas enigmáticas.

Pregunta.- ¿Cómo se definiría, teniendo en cuenta que no se considera a sí mismo un pintor figurativo canónico?
Respuesta.- Lo cierto es que no me gusta definirme de ninguna forma. Eso lo dejo para los espectadores y los críticos. Soy un pintor y ya está.
P.- ¿Cómo es Analógico, a grandes rasgos?
R.- La exposición recoge, básicamente, trabajos del último año. Es un reflejo de la línea que quiero seguir ahora. El título hace referencia al procedimiento que uso para dar forma a las piezas, creando analogías, con juegos de significado en los que puede ser que se esté diciendo algo explícitamente pero también dando a entender otra cosa en diferentes capas de contenido. Aquí hablo no tanto de interioridad como de lo externo, ya que se ha colado el paisaje de las noticias, de la realidad social, sólo que filtrada desde mi punto de vista y con sentido del humor.
P.- Se le suele señalar como pintor literario, ¿cree que esa etiqueta se ajusta especialmente a su pintura figurativa?
R.- Es una etiqueta que usan los detractores para denostarte, pero a mí no me molesta, sino que intento jugar con ella. De hecho, la literatura es una de mis fuentes principales. Lo literario, entendido como punto de partida desde el que se puedan ir contando historias, no de un modo cerrado, es algo que me interesa siempre. Me gustan los ambientes de escritores como Robert Walser, Carson McCullers o Joseph Conrad, de quien ilustré El corazón de las tinieblas.
P.- Ese libro lo planteó con óleos de colores planos e intensos, ¿qué tal la experiencia? R.- Sí, había óleos y algunos dibujos a plumilla. Todo surge a raíz de una invitación del Círculo de Lectores para que ilustrara algún clásico de la literatura adaptándolo a mi mundo. El que más me interesaba era este libro, que se podía adaptar bien a lo que hago porque está en la frontera entre lo cotidiano y lo exótico.
P.- Hablando de la relación entre literatura, pintura y, también, de cine, con la adaptación de ese libro de Conrad a cargo de Coppola, ¿cree que la obra de Edward Hopper se podría situar como un referente cercano para usted?
R.- No creo que todo lo mío se remita sólo a Hopper, sino más bien a la imaginación americana en general. Es cierto que Hopper la cristaliza en pintura y se le reconoce por ello, pero también me parece interesante la figuración americana de los años 20 y 30 y, sobre todo, el cine negro. Por eso, a veces no se puede decir si las referencias vienen de Hopper o de los que le inspiraron a él, como los directores de fotografía de su época. Me atrae Hopper porque es un pintor raro: me gustan las figuraciones extrañas, ya sean rusas o nórdicas. Soy heterogéneo, desde pintores románticos como Friedrich o la pintura del XIX hasta la figuración de este siglo. Pero también me fijo en la ilustración y en otras fuentes menos nobles. Para mí los referentes son todos: literatos, cineastas, pintores e ilustradores."
 
Miguel Pradas, El Mundo. Málaga.


Fuente:

El Mundo, Málaga. 20.06.2009