Charris
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Ángel Mateo Charris expone en Mazarrón su muestra '2.19', una colección que supone "un punto de ruptura, un camino nuevo", sostiene el artista.

2019

Ariana G. Company

Ángel Mateo Charris expone en Mazarrón su muestra '2.19', una colección que supone "un punto de ruptura, un camino nuevo", sostiene el artista.

2.19 es el título del nuevo proyecto de Ángel Mateo Charris que se exhibe en Casas Consistoriales de Mazarrón hasta el 23 de marzo, una colección inédita de óleos, acrílicos y collages con la que el artista emprende un nuevo camino en su trayectoria. Inaugurada el pasado 1 de febrero, contó con la presencia del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Mazarrón, Pedro Martínez.

«La exposición es un punto de ruptura, un camino nuevo que tenía que ver con cosas anteriores; caminos que vas dejando y luego retomas (...), un poco diferente, incluso, a lo que he hecho en todo este año», explica Charris.

De hecho, «el catálogo no lleva texto crítico como en muchas ocasiones –comenta–; es la primera vez, casi, que no escribo sobre lo que se puede ver, porque quiero que sea suficiente lo que hay en la imagen», concluye. Relata, además, que cada obra refleja la emoción del momento.

Charris cuenta con un amplio currículum de exposiciones individuales y colectivas; por ejemplo, Suite africaine,  expuesta en 2018 en Costa de Marfil, muestra la proyección internacional del artista que recientemente ha ilustrado el libro de Thomas Mann, La muerte en Venecia.

Sobre la cuestión estética en 2.19, en relación con colecciones anteriores, responde que «en los últimos años, o mejor digamos décadas, he estado trabajando con un método parecido: componía las obras como un collage de imágenes de muy diversa procedencia que se articulaban en torno a una idea. La pintura me servía para unificar toda esa diversidad (fotografías propias, fotogramas de películas, publicidad, historia del arte...) y me venía bien ese tono neutro, esa ausencia de estilo que, al cabo del tiempo, la gente reconocía como mi 'estilo'», sostiene.

¿Y en la actualidad? «Últimamente estoy menos interesado en opinar y en contar, y más en vivir la construcción de la obra como un proceso más orgánico, más parecido a la vida», comenta.

«Ahora la memoria de un instante o una emoción me sirven de semilla para trabajar el lienzo desde la sorpresa y la aventura: nunca sé cómo empiezan ni cómo van a acabar las cosas, lo que me lleva por terrenos que me interesan mucho», añade. «Antes –continúa–, y cuando digo antes digo hasta hace dos días, la pintura me servía para cristalizar una idea, para unificar capas y sintetizarlas en ese mundo en el que el tiempo y el espacio tienen sus propias reglas (...); ahora cada cuadro es un viaje en sí mismo. Pero las cosas no vienen de la nada y hay camino en el pasado, cosas que vas dejando en el camino porque hay otras sendas que en ese momento te interesan más», sostiene.

Sobre el título de la exposición: «Como dice Torres García en una cita que he incluido en el catálogo: 'Mi propia historia no me interesa, me interesa lo que soy ahora'. De ahí viene el título, 2.19, es decir, febrero 2019, así de sencillo, esto es lo que hay ahora», puntualiza Charris.

«Y en ese ahora supongo que también tienen que ver mis últimos intereses: el arte primitivo y las artesanías de muchas culturas, especialmente la japonesa, los textiles y las tramas geométricas, la intensidad del arte de los locos, los niños y los autodidactas, cosas que siempre me han interesado, pero que ahora me vienen cuando estoy en mitad de ese proceso ante el lienzo o el papel en blanco», añade el artista.

¿Por qué este momento para representarlo? «También porque ahora entiendo que pensar y razonar está muy bien, pero no es el único método para llegar a resultados; hay mucha magia en la intuición, en las repeticiones y en los mecanismos del artesano, y trato de abandonarme a mí mismo, sin criterios preconcebidos... Y ya estoy hablando demasiado, porque no se trata tanto de verbalizar como de hacer, y ya veremos dónde me lleva este día soleado y estas horas sin mapa ni brújula», concluye Charris.