Charris
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“El arte puede recordarte algo que olvidaste o hacerte saber por qué estás vivo”

2020

Hernández Miranda, Julián

Entrevista con Julián Hernández Miranda en El Ágora Diario

 

Mateo Charris: “El arte puede recordarte algo que olvidaste o hacerte saber por qué estás vivo”

Esta semana nuestro colaborador Julián H. Miranda ‘conversa’ a distancia con el pintor Ángel Mateo Charris, autor de una serie de composiciones con muchos registros de otras disciplinas, una travesía por la historia del arte, la literatura, el cine o el viaje como descubrimiento. Un estilo caracterizado por imágenes llenas de matices y de fina observación de lo que le rodea en momentos de incertidumbre y perplejidad como los actuales

Sigo la trayectoria pictórica de Ángel Mateo Charris (Cartagena, 1962) desde hace casi tres décadas porque esa pintura que muchos críticos han calificado como neometafísica, junto a su amigo Gonzalo Sicre, a mí siempre me ha atraído por su estilo figurativo propio, que le hace tan singular dentro de la plástica española desde los años 90 hasta la actualidad. Con influencias de Edward Hopper y de la escuela americana del Hudson, pero con la huella de los románticos alemanes como Friedrich y otros. Charris es un buen conocedor de los creadores clásicos y vanguardistas del arte en cualquier formato.

En esta entrevista telemática concedida por el artista mediterráneo para El Ágora repasa su pasión por el oficio de pintar y en qué está trabajando ahora, su preocupación por problemas de actualidad como la pandemia, el cambio climático y el deterioro de la naturaleza y la relación que nosotros mantenemos con ella. Charris también reflexiona los retos de la globalización; y el papel del arte y la cultura como apoyo pero también como reflexión sobre lo que puede aportarnos en estos instantes de zozobra interior.

Pregunta. Vive y tiene su estudio en Cartagena. ¿Qué le ocupa y preocupa actualmente? 

Respuesta. Me ocupan nuevas obras con las que intento no perder la curiosidad y la pasión por el oficio de pintar, con las que intento descifrar y entender un poco esta cosa tan rara que es la vida. Me preocupa, como a todos, esta emergencia sanitaria que nos ha pillado con el pie cambiado y está causando tanto dolor y ansiedad en la gente, y me preocupa que ésta nos haga olvidar las otras, las que ya estaban instaladas entre nosotros como normalidad. Estamos deseando volver a lo de antes, como si fuera el mejor de los mundos y creo que lo podemos hacer mejor.

P. A lo largo de su carrera ha colaborado con otros pintores, arquitectos y fotógrafos. ¿Qué le han aportado estas experiencias?

R. Mucho, me han hecho ir por caminos y situaciones que no tenía previstas, plantearme problemas que ni sabía que lo eran y todo eso ha servido para enriquecer mi propia obra, para oxigenar el cerebro y airear el estudio.

P. En su trayectoria plástica se rastrean influencias de artistas como Edward Hopper y la Escuela del Río Hudson

R. Son influencias de los primeros años de mi carrera, adquiridas por las visitas a los museos americanos en los principios de los noventa. Unas cuantas estancias neoyorquinas en los que, junto a la contemporaneidad de las galerías, encontraba estos otros faros perdidos en el almacén de la Historia. Ya admiraba a Friedrich, los románticos, y los paisajistas europeos del XIXpero en los pintores americanos del Hudson encontré una forma diferente de afrontar los grandes espacios abiertos, la luz, el viaje de descubrimiento…

De Hopper me interesó no sólo su poética sino también ese estilo neutro en el que denota que también se dedicó a la ilustración muchos años, y que a mí me sirvió para unificar los collages visuales de múltiples referencias que hacía en esa época.

P. ¿Qué otros artistas, pintores o de otras disciplinas han dejado huella en sus obras?

Tantos y tan variados. Como apasionado de las imágenes y de la forma de crearlas me he sentido fascinado por creadores de todo pelaje y condición, una lista demasiado larga como para reproducirla aquí. Y no sólo los grandes nombres, también los actores secundarios de esta película de la Pintura, pintores regionales y oscuros, visionarios, artesanos, miniaturistas indios o diseñadores de los cincuenta.

Durante muchos años intenté conectar todo eso a través de un no-estilo, una manera de hacer que, paradójicamente, la gente reconoció como mi estilo, pero en los últimos años he dejado de lado eso y afronto la obra más como una aventura en la que dejo que la pintura tome las riendas y las ideas tengan menos importancia. Intento dejar de lado cualquier referencia pero lo que te ha emocionado siempre acaba buscando la forma de aparecer.

Pero si tuviera que elegir alguien que pueda reconocer como maestro en esta fase de mi vida hablaría de un pintor autodidacta desconocido que me topé en un viaje a las Marquesas, Lotus Eater.

P. A usted le encanta la literatura y creo que determinadas lecturas han influido en su periplo artístico. ¿Qué autores han sido fundamentales?

R. Las lecturas corren paralelas a las series de obras que he ido haciendo, así que también han sido múltiples y variadas. Ahora que estoy especialmente interesado en la naturaleza y nuestras relaciones con ella, estoy leyendo a Paul Kingsnorth, Wendell Berry, pensadores japoneses antiguos como Yoshida Kenko y Kamo no Chomei, Thoreau, Tolstoi, el Lorenzo de Los asquerosos, Santiago Beruete y Gabi Martínez, entre otros.

P. Y además de sus trabajos con obras maestras de Conrad, Dickens o Mann, entre otros. ¿Qué novela le gustaría ilustrar?

R. Últimamente no estoy demasiado interesado en contar o ilustrar ideas, mías o de otros. Pero si tuviera que elegir alguno puede que fuera El capitán de altura de Roberto Bazlen, un libro que leí hace tiempo y que me sugería muchas imágenes, una novela que se considera inacabada, una rareza. O algo menos literario como El zen es la mayor patraña de todos los tiempos de Kodo Sawaki, por ejemplo.

P. El viaje es una constante en su obra. Hoy esa movilidad está amenazada y no sé si eso cierta desglobalización.¿Qué piensa al respecto?

R. He viajado mucho y he aprendido mucho viajando, pero este paro obligatorio coincide en mi trayectoria vital con una menor necesidad de viaje. Tengo la suerte de que esto no me haya coincidido con ninguno previsto ni con ningún proyecto relacionado con ello.

Soy de los que está muy preocupado con los efectos del cambio climático, y que veo la necesidad de parar tanto desplazamiento, tanto crucero, tanto turismo innecesario. Y tengo mis dudas ante esta globalización desaforada. También en las dinámicas del mundo del arte.

P. Vive en una de las zonas con menor incidencia de la COVID-19. ¿Ha condicionado el confinamiento su modo de trabajar?

R. No tanto físicamente, porque he podido ir al estudio y seguir trabajando y mis rutinas no han sido tan diferentes, pero sí mentalmente. Hay a quien le ha dado por producir mucho pero a mí me ha atascado bastante, me está costando mucho concentrarme y dejar fuera del taller este estado de perplejidad en el que nos hemos sumergido casi todos.

P. No piensa que además de esta crisis sanitaria hay otras que ya están aquí como el cambio climático. ¿Por qué no se toman medidas coordinadas para hacer frente a ese reto y otros problemas que irán surgiendo en el futuro? 

R. Parecería que remar todos en el mismo sentido nos debería ayudar a solucionar mejor las complicaciones que nos surgen como especie, pero a veces parece que preferimos una buena carrera de ratas con nuestros intereses personales bajo el brazo. No sé, el género humano tiene un lado luminoso y otro oscuro y nunca sabes cuándo va a aparecer cada uno.

P. ¿Somos conscientes de la incidencia del calentamiento global y de cómo gestionamos los ecosistemas marinos como el caso del Mar Menor?

R. Las encuestas parece que dicen que somos bastante conscientes de ello, pero no estamos dispuestos a renunciar absolutamente a nada para evitarlo, lo que nos hace bastante cómplices de estas situaciones. La degradación de los ecosistemas es cosa sabida hace años. La muerte del Mar Menor está siendo anunciada hace décadas, en 2016 pinté un cuadro que hablaba de ello, pero las mecánicas del aprovechamiento a toda costa, cuando no del expolio de los recursos naturales no están parando y acaba pasando lo inevitable. Y lo peor es que el Mar Menor sólo es un anticipo de lo que le espera al Mediterráneo y al resto de mares y océanos si no paramos de machacar el mayor tesoro del planeta, el agua.

P. En muchas de sus composiciones está presente la luz mediterránea y el color del agua. ¿Piensa que falta mejorar nuestra cultura del agua para no descuidar la vida?

R. Me parece absurdo tener que seguir recordando y reivindicando algo tan obvio. El que me estés haciendo esta pregunta es síntoma de que algo estamos haciendo irremediablemente mal.

P. La cultura y el mundo del arte (museos, fundaciones, galerías), en particular, han puesto en marcha diferentes acciones en Internet para suplir la experiencia presencial mientras dura el aislamiento social. ¿Cómo lo valora?

R. Me parece bien que cada uno intente cooperar y ayudar con lo que sabe. Al final el arte y la cultura en general, demuestra su utilidad por encima de cualquier discusión, aunque sólo sea para mantener la salud mental y el equilibrio emocional de la gente. 

Pienso que el mundo del arte debería aprovechar este descanso para reflexionar si lo está haciendo todo bien, si su apuesta por el espectáculo, los grandes acontecimientos, la rueda de ferias y su apasionado romance con el mundo de los negocios y el dinero, lo lleva a alguna parte interesante o a la banalidad y al vacío.

P. ¿Qué lecciones nos puede dejar esta pandemia y qué nos puede aportar el Arte en momentos de zozobra?

R. Debería servirnos para ajustar nuestro sistema de valores, para repensar lo que es realmente importante y lo que no. El arte puede ayudar a eso, te puede interrogar, confundir, consolar, revelar, distraer, llevarte a otros mundos, recordarte algo que olvidaste o hacerte saber por qué estás vivo.