Charris
Español

Hotel Pacífico

2021

Mateo Charris, Ángel

Everything Ends, 2021. Oil on canvas. 200 x 200 cm

Everything Ends, 2021. Oil on canvas. 200 x 200 cm

Everything Ends, 2021. Oil on canvas. 200 x 200 cm

“Mateo Covarrubias para Agencia Rizal.
El Hotel Pacífico de Baler, en la filipina provincia de Aurora ha sido el lugar escogido para celebrar las sesiones del I Congreso Internacional sobre Apropiacionismo Cultural y Postcolonialismo que desde el 3 de octubre y durante dos semanas ha congregado a especialistas y profesores de todos los rincones del planeta. La ciudad de Baler es el lugar donde se produjo el asedio que lleva su nombre en el que un contingente de soldados españoles, conocidos popularmente como los últimos de Filipinas, resistieron durante 337 días al no creer las noticias que les llegaban de que se había proclamado la independencia de Filipinas y la posterior ocupación americana. Paradójicamente los sitiados, indultados por el presidente Aguinaldo, fueron recibidos apoteósicamente en Manila antes de su retorno a España. Las relaciones de Baler con la cultura popular y el colonialismo tienen también otro hito en el rodaje de algunas de las escenas de Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, que adaptaba el gran relato de Joseph Conrad El corazón de las tinieblas.
Con más de cien conferenciantes, y un numeroso público llegado de toda la provincia atraído por el festival musical paralelo, las jornadas se desarrollaron generalmente en un ambiente animado acabando a altas horas de la madrugada en el bar de la piscina del hotel que sirve de sede al evento. No obstante, las sesiones se fueron sucediendo en un tono intenso y combativo desde el primer día entre los que, simplificando, podríamos llamar los partidarios y los contrarios al apropiacionismo, en debates que se movían entre el tono académico, los menos, y la algarabía asamblearia los más y al que aportaban el tono político los miembros de los movimientos independentistas de las Marquesas, Nueva Caledonia, Hawai y Polinesia Francesa, activistas medioambientales, queer, indigenistas y otros, instalados también en coloridas casetas en la plaza mayor de Baler, y a los que era fácil ver aparcar sus diferencias en torno al último Mai Tai3 de la noche.
Si los ceramistas japoneses se quejaban de la apropiación de su estética por sus colegas occidentales, enseguida los coreanos acusaban a los japoneses de lo mismo para ser éstos acusados poco después por los chinos, en debates que podían durar horas.
Dado el ámbito de este congreso, el tema más repetido fue el de la apropiación por parte de la cultura occidental de las iconografías del Pacífico por parte de la subcultura del Tiki Pop desde los años 30 del siglo XX, pero especialmente en los cincuenta y los sesenta y sus posteriores revivals, en lo que para unos era un caso de colonialismo y apropiación cultural de libro y para otros una metaficción postmoderna avant la lettre, una recreación lúdica e imaginativa sin voluntad realista. Las acusaciones subieron de tono cuando algunos intentaron identificar a todo el movimiento tiki de fascista por el uso de las camisas hawaianas por el movimiento boogaloo de la ultraderecha norteamericana ante lo que se rebelaron los tikiers abanderados por Sven Kirsten y el guitarrista Mike Cooper, que poco después recrearía sus ambientes post-Exotica con algunos de los miembros de la Hula Blues Band y Cyril Pahinui en un memorable y caótico concierto. (…)”

No está mal para haberlo escrito de un tirón, la cosa es empezar, aunque luego vendrá lo de fijar, pulir y dar esplendor. Intento dar con el tono justo para podérselo pasar a los de la agencia, a los que previamente he convencido de que lo tenía vendido a algunas revistas españolas, mentira piadosa pero no del todo, porque ya he empezado a mover algunos hilos por Madrid. Es lo que pasa con lo de ir por libre, freelancear, buscarse la vida, que te tienes que pasar todo el rato cultivando las relaciones sociales, cuando no el gorroneo a lo Vázquez4.
Un ruido familiar me saca del teclado. Igual decir familiar es demasiado, pero tengo buena memoria. El sonido de las balas es algo especial, seco y punzante como un martini, nada que ver con los espectaculares silbidos de las películas. No puede pasar desapercibido. Y esto es un disparo. O eso o la dieta de cócteles con nombre indescifrables me está enturbiando el juicio. Silencio. Otro tiro. Y unos cuantos golpes en la puerta.
¿Has oído eso? Me pregunta Ignacio, el vecino de la habitación contigua, profesor de la Universidad de Navarra y ponente del Congreso. Son disparos, le digo, y lo veo ponerse blanco como la pajuela. ¿Cómo que disparos? Pregunta estúpidamente como si no fuera por eso que ha venido a llamar a mi habitación. Sí, esas cositas metálicas que salen disparadas por un objeto también metálico que hace de arma. Y sale corriendo hacia el baño a potar el poke5.
Le digo que hay que salir a ver qué pasa, a ver si me topo con una crónica más interesante que vender que esta reunión de ratones de biblioteca, y nos suena a la vez a los dos el tono del mensaje en el móvil. Están matando a gente en la playa del hotel, ha tecleado Alice, la americana con tourette experta en lenguas extintas. Y vuelven a llamar a la puerta, ahora Jacques y Lucien, blandiendo un móvil con una publicación en twitter: tiroteo en el Hotel Pacífico de Baler, en la provincia de Aurora. Parecen ser terroristas religiosos contesta otro al tuit. ¿Religiosos de qué? pregunto. De los peores, me dice Lucien.
Trato  de poner un poco de calma en el gallinero e intento salir a la calle a ver qué está pasando. No es seguro, dice Ignacio. Y todos me intentan parar. Alguien enseña una publicación de instagram con muertos entre las hamacas del hotel. Son del Frente de Liberación de la Tierra, ultraecologistas, dicen unos. Son antiturismo, separatistas, talibanes, especulan otros. Las redes echan humo y ahora suena una sirena. Parece la policía. Salgo al pasillo y el guardia del hotel no me deja avanzar. Sólo habla tagalo, dice, así que no consigo entender nada. En youtube están apareciendo imágenes de la matanza, pero a mí no me parecen muy filipinas. Me he hartado a tomar mojitos en las tumbonas y no son las que aparecen en el video. Los japoneses de la 203, que no se habían enterado de nada y seguían celebrando su particular luau6 con los patrocinadores de Coca Cola, están ahora intentando sacar su dron por el balcón a ver si consiguen grabar algo. 17 muertos dicen unos. Gran explosión en el bar de la piscina del Pacífico, dicen otros. No puede ser. Una cosa así se oye, te lo digo yo. Vemos pasar unas furgonas del ejército. Pues parece que va en serio.

“Las lecturas más políticas dieron paso a las justificaciones, a los juicios sumarísimos y a las disculpas, siendo los académicos occidentales los más propensos al autoflagelamiento, considerando a la apropiación cultural como uno más en el pliego de cargos contra el imperialismo. Stevenson, Melville y Gauguin fueron emplumados con alquitrán en la plaza pública por unos y alabados por otros. Algún que otro francotirador blanco, anglosajón y cis, con más cinismo que convencimiento, se dedicó a justificar cualquier desmán, convirtiéndose de inmediato en el pimpampum de la concurrencia, dando un poco de diversidad chirriante al pensamiento dominante. Entre los defensores del apropiacionismo predominaba la opinión de los que lo consideraban básico en la historia de la civilización y veían en cada creador a un apropiacionista irredento, causa directa o indirecta de un alto porcentaje de obras maestras de todas las culturas del mundo, desde Las Señoritas de Aviñón, a los bronces de Benín, del jazz al flamenco, o de los indios del carnaval de Nueva Orleans a las marineras con ensaladilla rusa.”

Me he ido. Se me ha escapado el tono y la concentración. Y me estoy metiendo en un fregado tal vez innecesario. No ayuda lo de tener que elegir entre aire acondicionado o ruido machacante. Menos mal que tengo lo de la dinastía de nanas de la familia Preysler, a ver si me lo compra el Hola. Llaman a la puerta. Miedo me da.

“La nota anecdótica del Congreso lo puso un falso aviso de atentado que tuvo en vilo a los huéspedes del Hotel Pacífico durante una larga noche. Amplificado por el ruido de las redes sociales, el nerviosismo recorrió los pasillos del hotel con escenas y desmayos que acabaron con algunos huéspedes en el hospital local con lesiones leves y ataques de ansiedad. Parece ser que todo empezó con una gamberrada y unos fuegos artificiales en la playa cercana”

Juraría que sonaban como disparos. Petardos. Yo sí que soy un petardo.
Esta noche he soñado con tikis que andaban y volaban hablando en una lengua extraña. Destrozaban todo a su paso y cambiaban de tamaño con suma facilidad. Los he visto aplastar el salón del congreso y la piscina. el crucero anclado en la costa, los autobuses de la entrada, el centro comercial, el banco. Y reían. Y bailaban sin parar, como niños, torpes e inocentes pero felices.

 

Cóctel a base de ron y frutas creado en 1944 por el barman del Trader’s Vic’s de Oakland.
4 Personaje y dibujante de cómic del mismo nombre conocidos por su fama de moroso.
5 Plato originario de Hawai
6 Fiesta tradicional hawaiana