Charris
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Charris, perdido en el paraíso

2021

José Sánchez Conesa

La Verdad (edición digital) 01.09.2021

La Verdad (edición digital) 01.09.2021

La Verdad (edición digital) 01.09.2021

JOSÉ SÁNCHEZ CONESA en La Verdad

Ángel Mateo Charris (Cartagena 1962) se licenció en Bellas Artes en Valencia. Para muchos es nuestro pintor de mayor proyección nacional e internacional, siendo contemplada su obra en exposiciones individuales y colectivas en Panamá, Pekín, Seúl, Venecia, Toulon (Francia), Kazajstán, Miami, Toronto, Montreal, Berlín, Munich, Roma, Argel, Estambul, Chicago, Milán, París o en el Museo de las Civilizaciones en Costa de Marfil. Ha ilustrado grandes obras literarias, como La muerte en Venecia de Thomas Mann y Grandes Esperanzas, de Dickens, para Círculo de Lectores.

Todo comenzó ganando el Certamen Regional Murcia Joven (1985). Una pena que se perdiese aquel evento descubridor de talentos. La primera vez que escuché su nombre fue vinculado a la pintura de las paredes de la Cabaña del Llano del Beal, una casa para un pueblo que resistía su desaparición.

Charris es un pintor intelectualizado, sensorial y estimulante por sus extrañas excentricidades y audaces metáforas, que nos hipnotizan por cuanto revelan y sobre todo por lo que queda en el viento sin respuesta. Nos encontramos en el amplio estudio de su barriada Cuatro Santos o las Cuatrocientas. Antes estuvo instalado en la calle Morería baja. Afable, reflexivo y de hablar pausado, me ofrece un té. Allí pinta y lee, sus grandes pasiones junto a los viajes.

Me comenta que no hay mercado en Cartagena para la pintura y que existe mucha competencia con la globalización que ha impuesto uniformidad en el arte. Ya poco sorprende. Hablamos de los pintores que le inspiran, como Magritte. De Chirico y Hopper en la construcción de lugares reales e imaginados, con personajes que parecen interpretar una obra teatral, rodeados de elementos inconexos aparentemente en el cuadro, a modo de acertijo.

Quizá eso es lo que se exprese en Charris, la inexistencia de mapas diáfanos para seguir una ruta en medio de la incertidumbre de un mundo ajeno a nosotros mismos y que a la vez destruimos. Su obra conspira para eliminar el ministerio de cultura y destinar el presupuesto a pagar la deuda del tercer mundo, deseando acabar con el ministerio de defensa para dedicar sus dineros al ministerio de cultura. Tanto él como otros narradores escriben en sus catálogos relatos de aventuras.

'El planeta de los simios'

En 'Pictionary Island' hallamos poemas de amigos mientras él atrapa un sueño de Buñuel o un fotograma personal del final de 'El planeta de los simios', en medio de los desastres nucleares de Hiroshima o Chernóbil: «Cuántos nombres para decir el Final/ para decir Ya está./ ¿Hemos llegado Ya?/ ¿Queda mucho?» (Diego Sánchez Aguilar). Quizá estemos regresando a dicho planeta. La mentira de la ficción muestra la verdad de la Historia, o la cara B de su disco.

Fascinado por otros continentes revela que los artistas occidentales buscaron el paraíso perdido o el exotismo de los continentes salvajes para oxigenar su arte, en una suerte de colonialismo llamado mestizaje o multiculturalismo. Las imágenes de Tiki, el primer hombre para los polinesios, llenaron los bares americanos y europeos, de tal manera que en Cartagena tuvimos en el Waikiki esa jungla de cartón piedra, a la vuelta de la esquina, y que añoramos. Buena parte de aquellas cerámicas ricas de formas y colores las podemos ver en la exposición de Charris en el Museo Arqueológico de Cartagena hasta el día 12 del presente. Waikiki es un lugar de Hawai destinado para el veraneo con playas artificiales y gentes vacías.

Ha viajado por todos los continentes en busca de lo que merezca ser capturado por sus pinceles: colores, personajes, cosas, palabras, ecos, 'caprichosos jeroglíficos de apariencias y realidades' de objetos en un entorno que no les corresponde desde una lógica racional. Expande su vocación narradora repartida en los catálogos de sus exposiciones y de otros pintores, condensando libros como 'Textos por catálogo. El arte y todos lo demás', donde en medio de la realidad se abre una ventana a la magia y a sus amigos Sicre o Margarita Ariza (que también lo es mía). Irrumpen como lo hacen Carpanta o los sobrinos del pato Donald. Todo es extraño cuando lo visitan en su estudio Lorca, Dalí y Groucho Marx, mientras Charris dibuja nubes con su aliento. Debe ser la fiebre del óleo. 

 

Amalgama de objetos

Tenemos siempre la certeza de que el análisis crítico racional no apresa la intuición, la categoría visionaria y simbólica, la adivinación o el azar siempre se escapan. Una extraña amalgama de objetos y personajes que generan desconcertantes nuevas realidades, a veces irrumpiendo violentamente como collages, que añaden una dimensión desconocida hasta ahora, una atmósfera casi mítica. Así es, un choque de planos que proceden de tiempos y espacios distintos, sin la certeza de saber si son mera yuxtaposición o alianza, pero que se encuentran en la misma narración pictórica como ironía intencionada. El resto lo hace quien mira, tratando de completar la historia con sus hipótesis o conjeturas.

Ante este territorio de lo inhabitual e inquietante, Mickey Mouse declaró: «Yo no entiendo mucho, pero este chico tiene mano, ingenio y humor. A mí me gusta». Las últimas noticias que se tienen del artista cartagenero es que logró introducirse en un cuadro de Hopper pasando a ser un personaje en paz, aunque fuentes policiales consultadas no lo aseguran del todo. Al parecer ha sido visto por la calle del eclipse. Otros poseen la certeza de que sacó billete de ida a Tintilandia, sin vuelta.



Fuente:

La Verdad 01.09.2021